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Rastafarismo sin dogmas: cómo una visión espiritual se convirtió en un estilo de vida global y resistente

Foto del escritor: RootsLandRootsLand

Redactor: Sam Torne 

Rastafarismo sin dogmas: cómo una visión espiritual se convirtió en un estilo de vida global y resistente

El movimiento rastafari, nacido en Jamaica en la década de 1930, es comúnmente reconocido por su dimensión religiosa. Sin embargo, para muchos de sus seguidores, trasciende lo espiritual para convertirse en una filosofía de vida integral que abarca aspectos culturales, sociales y personales.​ 

 

El rastafarismo surgió como una respuesta a la opresión y al colonialismo que afectaba a la población afrodescendiente en el Caribe. Inspirado por líderes como Marcus Garvey, quien promovió el panafricanismo y el retorno a África, el movimiento encontró en Haile Selassie I, emperador de Etiopía, una figura mesiánica. Antes de su coronación, Selassie era conocido como Ras Tafari Makonnen, nombre que dio origen al término «rastafari».  

 

Los rastafaris creen en Jah (Dios) y en la conexión directa de cada individuo con lo divino, sin necesidad de intermediarios. Esta creencia fomenta una relación personal y directa con la espiritualidad. ​ 

 

Principios de vida y rechazo al sistema establecido 

Más allá de las creencias religiosas, el rastafarismo se manifiesta como una forma de vida que rechaza las estructuras opresivas del sistema occidental, al que denominan "Babilonia". Este término simboliza la corrupción, la avaricia y la injusticia presentes en las sociedades modernas. Los rastafaris buscan vivir de manera auténtica, alejados de las influencias negativas de Babilonia, promoviendo valores como la igualdad, la justicia y la conexión con la naturaleza. ​ 

 

La dieta «ital» es fundamental en la filosofía rastafari. Se basa en el consumo de alimentos naturales, sin procesar y libres de aditivos químicos. Muchos rastafaris adoptan el vegetarianismo o el veganismo, considerando que una alimentación pura es esencial para mantener el cuerpo y el espíritu en armonía. Esta práctica refleja una profunda conexión y respeto por la naturaleza, reconociendo la importancia de vivir en equilibrio con el entorno. ​ 

 

Identidad cultural y símbolos 

La estética rastafari es fácilmente reconocible por el uso de colores como el rojo, amarillo, verde y negro, que representan la sangre derramada por los mártires, la riqueza de la tierra africana, la vegetación y el orgullo de la raza negra, respectivamente. El uso de «dreadlocks» o rastas es otro símbolo distintivo, que representa la fuerza y la conexión con el León de Judá, símbolo de Haile Selassie I. Estas características externas reflejan una identidad cultural sólida y un compromiso con los valores del movimiento. ​ 

 

La música, especialmente el reggae, ha sido una herramienta poderosa para difundir la filosofía rastafari. Artistas como Bob Marley llevaron mensajes de paz, resistencia y amor a audiencias globales, utilizando la música como medio para expresar las luchas y aspiraciones de los rastafaris. A través de sus letras, se promovieron ideales de libertad y justicia, resonando con personas de diversas culturas y contextos. ​ 

 

El sentido de comunidad es central en la vida rastafari. Las reuniones, conocidas como «reasonings», son espacios donde se discuten temas espirituales, sociales y políticos. Estos encuentros fomentan la solidaridad, el apoyo mutuo y la reflexión colectiva, fortaleciendo los lazos entre los miembros y promoviendo un sentido de pertenencia y propósito compartido.  

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