Redactor: Sam Torne
La vicepresidenta de los Estados Unidos, Kamala Harris, ha incluido la legalización del cannabis como un punto clave en su «lista de objetivos», que busca abordar las desigualdades raciales y ampliar el acceso económico en el país. La propuesta de Harris se centra en legalizar el uso del cannabis a nivel federal, con el objetivo de reducir las desigualdades sistémicas que afectan a las comunidades minoritarias, las cuales han enfrentado arrestos y condenas desproporcionadas por posesión de cannabis. Según la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU), las personas afroamericanas tienen 3.6 veces más probabilidades de ser arrestadas por posesión de marihuana en comparación con las personas blancas, pese a tener índices de uso similares.
En sus declaraciones recientes, Harris también subrayó que la criminalización de la marihuana contribuye a injusticias que afectan a las comunidades de color. Propone la eliminación de antecedentes penales relacionados con el cannabis y la creación de un marco regulatorio y fiscal que beneficie tanto a los consumidores como a los empresarios del sector. Harris subraya que esto «no es una postura nueva» para ella, ya que durante años ha abogado por políticas que reconozcan el impacto negativo de la «Guerra contra las Drogas» en poblaciones vulnerables.
Implicaciones económicas de la legalización federal.
La legalización a nivel federal también abriría oportunidades económicas significativas. Uno de los mayores obstáculos para los negocios de cannabis en Estados Unidos es la falta de acceso a servicios financieros tradicionales, ya que, al ser ilegal a nivel federal, los bancos no pueden operar libremente con empresas de cannabis. Con la legalización, estas empresas podrían acceder a servicios bancarios, desde préstamos hasta seguros, lo que impulsaría la expansión del mercado y crearía empleos. Esto, además, ofrecería una base tributaria que podría utilizarse para programas sociales en comunidades históricamente afectadas.
La propuesta de Harris contrasta con la postura del expresidente Donald Trump, quien ha mencionado una posible reclasificación del cannabis, pero al mismo tiempo promueve acciones severas contra aquellos que considera «enemigos» de su agenda. Esta división en las políticas refleja las profundas diferencias en la forma en que ambos partidos visualizan la justicia social y la libertad individual.
A medida que las elecciones presidenciales se acercan, el tema de la legalización del cannabis y sus implicaciones sociales y económicas seguirán siendo un punto central del debate. Para Harris, esta reforma no solo representa una oportunidad económica, sino también una herramienta de justicia social que puede ayudar a remediar décadas de políticas que afectaron de forma desproporcionada a ciertas comunidades.
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