Redactor: Sam Torne
Groenlandia, la isla más grande del mundo, está en un punto de inflexión en términos de políticas sobre cannabis. Aunque sigue siendo un territorio autónomo de Dinamarca, donde el cannabis recreativo es ilegal, Groenlandia enfrenta desafíos únicos relacionados con el consumo y regulación de esta sustancia. Mientras Dinamarca avanza lentamente hacia la flexibilización de sus políticas, Groenlandia ha comenzado a explorar alternativas innovadoras para abordar el consumo de cannabis, particularmente entre los jóvenes.
Actualmente, el cannabis es ilegal en Groenlandia tanto para uso recreativo como médico. A diferencia de Dinamarca, que permite el uso medicinal bajo un programa piloto desde 2018, Groenlandia no cuenta con un marco regulatorio que contemple esta posibilidad. Sin embargo, el consumo de cannabis representa menos del 20% de la población, según estudios recientes, lo que indica que su uso no es tan extendido como en otros países vecinos como Canadá o Estados Unidos.
En contraste, el abuso de alcohol es una preocupación de salud pública más significativa en la isla, un problema que ha eclipsado el debate sobre el cannabis durante décadas.
Un giro progresista en las políticas de drogas
En los últimos años, Groenlandia ha comenzado a abordar el consumo de cannabis con un enfoque más progresista. La agencia gubernamental Allorfik lanzó un proyecto piloto innovador para explorar modelos efectivos de prestación de servicios dirigidos a jóvenes que abusan del cannabis. Este enfoque se centra en estrategias basadas en evidencia, priorizando la salud pública sobre las medidas punitivas.
El cambio de paradigma refleja una tendencia global en la que las políticas de drogas buscan soluciones más humanas y menos criminalizadoras. En lugar de adoptar una postura estrictamente prohibitiva, Groenlandia parece inclinarse hacia un modelo que integre la educación, la prevención y el tratamiento.
La Influencia de los Países Vecinos
Geográficamente, Groenlandia está más cerca de América del Norte que de Europa, y sus vecinos más cercanos, Canadá y Estados Unidos, tienen alguna forma de regulación del cannabis en más del 50% de sus territorios. Este contexto podría ejercer presión para que Groenlandia considere políticas más flexibles en el futuro.
Mientras tanto, Dinamarca, de la cual Groenlandia depende en asuntos de defensa y política exterior, ha mostrado señales de apertura hacia la legalización parcial, con zonas como Christiania en Copenhague donde el consumo recreativo es tolerado. Este contraste entre los enfoques de Dinamarca y Groenlandia subraya las diferencias culturales y políticas dentro de la misma jurisdicción.
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