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Foto del escritorRootsLand

El Alux, un vigilante leal


Por Fernando Castro Borges En la Península de Yucatán existen diversos mitos relacionados con entes mágicos que aparecen por las noches en montes y zonas mayas sagradas. Son los “aluxes”, pequeños seres que toman actitudes según el trato que reciben. Habitan selvas del sur de México y llenan estos territorios de leyendas y magia. Afirma la cultura maya que fueron los primeros pobladores de la Tierra y nacieron antes que el Sol. Su aspecto es infantil y se caracterizan por estar acompañados de un perro. A ellos se les respeta porque son los defensores del entorno. De rasgos mayas y estatura diminuta, estos seres nocturnos protagonizan varias leyendas mayas, y aún en la actualidad son percibidos por los habitantes de esta geografía. Es un personaje esencial desde el origen de la cultura maya: los brujos y sabios hacían figuras de aluxes, semejantes a ídolos, usando barro virgen extraído de cuevas a las que no hubiera entrado mujer alguna. Se realizaban bajo pedido, ya que un elemento indispensable para la confección de este fantástico ser eran nueve gotas de sangre extraídas de quien iba a ser su dueño, con lo cual se creaba un vínculo mágico, indisoluble y permanente entre humano y criatura. Era tan importante que se le hacía un altar y, a partir de esa misma noche, cuidaría las propiedades del dueño. Un ser leal que protegería los bienes del hombre que le otorgó su esencia, salida de sus venas para que existiera. En esta creencia tan arraigada se relata que al internarse en la selva maya, los aluxes se manifiestan cuando se invade el territorio a su resguardo. Los usurpadores de las tierras escucharán sonidos extraños y serán ahuyentados con pedradas; sentirán una atmósfera de miedo; los sonidos se convertirán en carcajadas emitidas por sombras que recorren la selva; se observaran figuras que se desvanecen y cosas que cambian de lugar. Todos los sentidos jugarán una mala pasada a los invasores. El alux requiere ser reconocido en su importancia, por lo cual exige ofrendas a quienes entren a los territorios que protege. Al no creerlo o pasarlo por alto, el alux saqueará los bienes del intruso, dañará sus cultivos o las obras que se vayan a hacer. En la actualidad estas leyendas se fortalecen y cobran vida. A principios de los años 90 del siglo pasado, cuando se construía el puente Cancún - Nizuc, hubo dificultades inexplicables y accidentes oscuros, por lo cual se empezó a rumorar que un alux era el responsable del sabotaje (foto). Un chamán maya confirmó la existencia de aluxes que defendían el territorio encargado, por lo que se sugirió la construcción de un templo debajo del puente para que ahí viviera. Así se hizo y el puente está en funcionamiento y bien resguardado. Hay muchas historias de personas que dicen haber tenido encuentros con los aluxes; algunas experiencias son buenas, otras no tanto, pero todo depende del trato que se les dé. Quizá lo relevante es el respeto que se debe dar a todo lo que compone nuestro entorno, el cual es vigilado por un ser mágico.


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